martes, 29 de noviembre de 2011

Fotografía

La primera cámara de daguerrotipia llega a México a finales de 1839. Fue traída por unos viajeros franceses que buscaban explotar el invento en estas tierras. Los primeros trabajos se llevaron a cabo en el puerto de Veracruz. A partir de 1865, el álbum de familia se torna en un objeto imprescindible en los hogares mexicanos. La práctica social del retrato también indica una imperiosa necesidad, y casi desesperada búsqueda de inmortalidad, producto de una angustia existencial. No surge entonces como una actitud en relación con los otros, sino como manera de verse a sí mismo en el tiempo y a través de éste. La fotografía canalizó la esperanza escatológica del siglo: sobrevivir como imágenes de papel sensible, vencer el horror de la desintegración, afirmar una felicidad irreal o irrealizable.

Una serie de figuras públicas pasan a formar parte del mundo privado familiar y sitúan al grupo ideológicamente. En 1874, la firma Cruces y Campa lanzó al mercado una célebre galería de gobernantes con los retratos de los personajes que han ejercido el poder en México, desde la época de la independencia. Esta iniciativa fue imitada por varios fotógrafos; además, los álbumes de edificios notables y paisajes, como el Album fotográfico de Desiré Charnay y el Album Orizabeño de Manuel Castillo (1872).



Además, la afirmación de sí mismo pasa por el reconocimiento de las imágenes, la localización de aquellos que no forman parte de la buena sociedad. Desde fechas muy tempranas, la fotografía sirvió a intereses de clase y llenó ciertos huecos. En 1855 se reglamentó el uso de la foto aplicada a la identificación de los reos,... aunque superficial, esta medida pretendía cubrir las carencias del sistema carcelario mexicano.
(Debroise, 1998: 60)

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FOTOS DE LA HISTORIA POR ABIGAIL CRUZ HUERTA